La Investigación
La prensa francesa e inglesa, airean
ampliamente el “affaire” Dominici. Los periódicos exponen las hipótesis más
inverosímiles, ya que parece quedar excluido el móvil más común: el del robo.
En efecto los gendarmes han encontrado en las ropas e sir Jack un billete de
5.000 francos; además, los amigos de los Drummond, los Marrian, tras examinar
los objetos hallados en el Hillmann, afirman que nada ha sido robado. Por medio
de un testimonio, la policía puede reconstruir las fases de las trágicas
vacaciones de los Drummond. Sir Jack había aceptado la invitación de su antiguo
compañero de universidad, elp profesor Gruy Marrian, y se habían reunido con él
en la casa alquilada para veranear en Villefranche-sur-Mer. Desde aquí, los
Drummond, para cumplir los deseos de Elizabeth, habían hecho una escapada a
Digne, donde se celebraba una corrida. Tras el espectáculo la familia había
emprendido el camino a Villefranche. Por el camino y calculando que no les daba
tiempo a llegar a casa de sus amigos antes de que se hiciera de noche, tomaron
la decisión de pasar la noche en las tierras de los Dominici. Excluida la
hipótesis del robo, se formulan las teorías más increíbles: la labor de la
policía queda dificultada aún más por testigos indignos de crédito, mitómanos e
incluso magos y adivinos. Vuelven a salir a relucir historias y leyendas: se
recuerdan otras desgracias ocurridas en la zona y se descubre que están unidas
por una extraña analogía: las víctimas siempre son tres. Los delitos en
cuestión se produjeron en 1841 en la granja “Granges”, y en 1871, también en la
misma casa, que se había convertido mientras tanto en granja de Eve, aproximadamente
medio kilómetro de la casa de los Domicini.
Indicacion de los lugares donde se encontraron los cuerpos
Pero el inspector Sebeille no se deja
confundir por falsas pistas: su olfato le sugiere que la solución del caso se
encuentra entre las pareces de la “Grande Terre”. Su obstinación da lugar a la
hostilidad de algunos periódicos que le acusan de perseguir a los Dominici por
ser comunistas simpatizantes. También la prensa inglesa lanza envenenados
sarcasmos contra la actividad de la policía francesa, invitándola a que realice
las investigaciones sin confiar en péndulos y bolas de cristal.
Pero será precisamente un “mago”
quien entregue a los investigadores un proyectil recogido en el parapeto del
puente ferroviario: este proyectil permite establecer que el asesino disparó
fallando el tiro, contra Elizabeth, mientras la niña trataba de salvarse
huyendo. Posteriormente la pobre criatura fue alcanzada y asesinada con la
culata del arma descargada.
Una inspección en la "Grande Terre"
La policía recibe a diario cartas
anónimas con las más variadas suposiciones. El “affaire” apasiona a la opinión
pública y surgen numerosos investigadores aficionados. “Le Figaro”, sugiere
buscar al homicida en las filas de un movimiento de liberación clandestino.
Otros afinan más el tiro formulando la hipótesis de que los Drummond hayan
podido tropezar con una banda de malhechores a la caza de suministros de dinero
y armas, lanzados con paracaídas por los aliados, durante la segunda guerra mundial,
y destinados a los partisanos y que éstos habría sepultado aquí y allá por toda
la zona. Incluso hay quienes afirman que sir Jack era un agente secreto; en
cambio otros creían que la espía era su mujer.
Lady Ann Drummond
El inspector Sebeille no descuida
ninguna pista, pero a pesar de ello sigue investigando los datos que indican a
la familia Dominici. Para reafirmarle en sus suposiciones, se obtienen por fin
algunos testimonios importantes. Un habitante de Lurs, Abel Bastide, afirma que
en 1944 vio a Gaston Dominici regatear por el precio de una carabina con un
soldado americano de paso. El viejo lo niega. Posteriormente, del
interrogatorio de Marie Olivier, el motorista detenido por Gustave tras el
descubrimiento del delito, surge un detalle muy importante: Olivier afirma que
vio salir a Gustave de detrás del Hillmann, que no lo encontró en el borde del
sendero, tal y como había afirmado el campesino; por consiguiente, tenía que
haber visto también, por fuerza, el cadáver de la señora Drummond y no solo el
de Elizabeth ¿Por qué no lo dijo?
Por último, un amigo de los Dominici,
Paul Maillet, revela a la policía que Gustave le ha contado que la niña estaba
viva cuando la encontró en el terraplén. Enfrentados a este testimonio, Gustave
confiesa y es condenado a dos meses de reclusión por no prestar ayuda.
Los féretros de la familia Drummond
Un cambio en las investigaciones
Sebeille entra el nuevo año más
preparado. Nuevos testimonios le inducen a esperar una rápida conclusión de la
investigación: interrogando a los hombres que retiraron el cadáver de Elizabeth,
descubre que fue uno de ellos y no Gaston quien encontró el trozo de madera
junto a la cabeza de la víctima.
El periodista Jacques Chapus le
relata una conversación mantenida con el anciano patriarca: “Indicando la
morera me dijo: “Allí es donde gritó la pequeña”, Luego, corrigiéndose: “Al
menos ahí debería haber sido.
Sebeille trata de presionar al
personaje que domina “Grande Terre”: Gaston Dominici. Gustave está totalmente
sometido; la “sardina” acepta a diario sus bruscos modales sin alterarse; la nuera,
Ivette, está también sometida a su incuestionable autoridad; todos los hijos
obedecen sin discusión, excepto uno que un día se atrevió a revelarse: Clovis.
Hospitalario, el viejo ofrece de
buena gana el vino que consume con exceso, conversando con sus invitados con
ruda y aguda ironía. Colérico, repentinamente cambia la sonrisa amigable por
gestos de gran violencia. El sexo y el orgullo por la tierra que posee son
motivos habituales en su conversación.
Al investigar a Roger Perrin, nieto
de Gaston, de diecisiete años, el inspector añade una pieza más a su mosaico de
indicios: se entera que lady Ann y Elizabeth habían visitado la granja, al poco
tiempo de su llegada, con objeto de pedir agua. En cambio, los Dominici han
negado en todo momento que hubieran hablado con los Drummond, ¿Por qué?
Detención de Gastón Dominice
Fundamental importancia reviste la
declaración de Jean Richard, un testigo que se detuvo en el lugar del delito
antes de la llegada de los gendarmes: afirma que el cuerpo de lady Ann no se
encontraba en el suelo perpendicular al vehículo, como luego fue encontrado por
los agentes, sino en posición paralela respecto al de Hillmann, además estaba
tendido sobre el dorso y no sobre el vientre, como puede verse en las
fotografías obtenidas por la policía. Sebeille convoca inmediatamente a Clovis
y al ferroviario, que fue con él al lugar del delito antes de la llegada de
gendarmes. Ambos confirman la declaración de Richard. Por consiguiente, el
cadáver ha sido movido. ¿Por quién?
Gustave tiene que declarar
nuevamente. Una vez más admite haber oído gritos durante la noche, haberse
encontrado junto a Hilmman cuando vio a Olivier, y, finalmente, recuerda la
visita que lady Ann y su hija hicieron a la granja. Y no sólo esto. Confiesa
también que ha sido él quien movió el cadáver.”¿Por qué?”, le pregunta el
comisario. “Para buscar los cartuchos: quería saber si procedían de nuestra
casa”.
Ya el joven no aguanta más y lo
cuenta todo, casi con alivio.”Ha sido mi padre quien ha cometido el delito. Me
lo dijo a las cuatro, cuando volvió. Los mató con la carabina que tenía en el
cobertizo”.
“¿Por qué lo hizo”
Me contó que hacia la una salió a
cazar. Había tenido un altercado con los ingleses y les había disparado,
matando a toda la familia. Luego se había deshecho del arma. Yo estaba aterrorizado
pero con el viejo no se discute. Me ordenó que no dijera nada a nadie, pero yo
se lo conté a Clovis, al que luego también se lo contó padre”.
Clovis no desmiente a su hermano. El
comisario, dice, le había enseñado el arma del delito y él se fue a la casa
paterna presa de gran agitación: quería verificar si la carabina de su padre
seguía estando en su lugar. Una vez verificada su desaparición, preguntó a
Gustave, que le confió la terrible historia. En un primer momento se negó a
aceptarla, pero luego se lo confirmó el propio Gaston.
La Confesión de Gaston Dominici
“Si Gustave me acusa es porque le
habéis pegado”. Ésta es la primera reacción de Gaston Dominici ante la presión
del inspector Sebeille. El círculo se va cerrando a su alrededor, pero el viejo
sigue negando.
Es la tarde del 13 de noviembre de
1053. Hacia las 22 horas se le da a Gaston una escudilla de sopa. ¿Se suspende
el interrogatorio durante las horas de la noche? La policía dice que sí, pero
el viejo Dominici lo niega obstinadamente; de todas formas, los periodistas
instalados en la calle lateral del palacio de Justicia le Digne, observan que
las luces de la biblioteca, donde tiene lugar el interrogatorio, permanecen
encendidas toda la noche.
Cordón policial durante la celebración del Juicio
A primeras horas de la tarde del día siguiente,
Gustave y Clovis son enfrentados en un careo con el padre, y confirman sus
acusaciones. A las 18 horas, Gaston Domicini es confiado a un joven policía,
Víctor Guérino, que, fiel a la orden de no dirigirle preguntas directas sobre
los hechos, le entretiene conversando en una lengua en la que el campesino se
siente a gusto: el provenzal. Hablan de caza y agricultura. De pronto, el viejo
rompe a llorar y murmura turbado: 2Ha sido un accidente… ellos me atacaron y
los maté a los tres… me tomaron por un ladrón”.
Se trata de la tan esperada
confesión. Pasado el primer momento de sorpresa, Víctor Guérino corre a llamar
al comisario Prudhomme, pero ante él Gaston calla.
“Hable – le alienta Prudhomme - ¿se
avergüenza quizá porque el sexo tiene que ver algo en esto?”
“Exactamente – admite Domicini como
aliviado por esta idea – es un pecado de amor”.
Luego le relata que, al detenerse
junto a una morera, había visto desnudarse a la mujer y se había acercado a
tocarla. En aquel momento apareció el marido y le amenazó. Entonces perdió la
cabeza y empezó a disparar. Posteriormente se retractará de todo. En efecto,
ante el juez Peirés dirá que el culpable es Gustave y que él se ha acusado para
salvarle. El magistrado le deja solo en la habitación para que reflexione.
Cuando regresa, Gaston vuelve a confesarse autor del delito, reafirmando el
móvil sexual.
El Juicio
Gastón Dominice durante el Juicio
A pesar de que durante la celebración
del juicio vuelve a proclamarse inocente y grita “he sido para ocupar el lugar
de algún otro”, el tribunal le condena a muerte, pero la sentencia queda en
suspenso porque los abogados de la defensa anuncian nuevas revelaciones,
haciendo que el ministerio del Interior vuelva a abrir la investigación. Los
presuntos nuevos hechos anunciados por el acusado se reducen en realidad s muy
poca cosa: Gastón afirma que ha oído una conversación entre Gustave e Yvette,
de la que se deducía que una tercera persona, probablemente Roger Perrin había
transportado el cadáver de la pequeña Elizabeth hasta el lugar en que fue
encontrado. Pero Gustave niega haber mantenido tal conversación con su esposa y
Gaston no puede probar sus afirmaciones. Sin embargo, a la conclusión de la nueva
investigación, los abogados defensores del viejo Dominici logran del presidente
de la República que conmute la pena capital por la de la reclusión perpetua.
En 1960, Gaston es puesto en
libertad. Tiene ochenta y tres años y ha pasado seis en la cárcel. Hijos y
nietos se reúnen para celebrarlo. Faltan Germaine con su marido y su hijo
Roger, y Clovis, que ha muerto el año antes de cáncer.
Gaston Dominici sale de la cárcel
Aparentemente nada ha cambiado en
“Grande Terre”, pero al día siguiente el anciano abandona la granja y se
instala en el asilo de Digne; allí se reúne con su mujer, siendo alojada en la
sección femenina, “Grande Terre” no tiene ya sentido ni para Gastón.
Gustave la vende y se va a trabajar
de albañil a Peyruis. Las posesiones del patriarca se deshacen.
Perduran dos interrogantes: ¿Qué pasó
realmente aquella trágica noche? ¿Y por qué?
Fuente de Datos:
*”Los fantasmas de la “Grande Terre”
– Los Grandes Enigmas de la Historia – Editorial Planeta