El caso “Crimen de Ricardito”, causó gran revuelo en la España de finales de los felices años veinte. Un cadáver facturado en una caja desde Barcelona a Madrid, y el odio del autor de los hechos fueron los protagonistas.
El día 1 de Mayo de 1929, en la estación del Mediodía de Madrid, el mozo Pedro Vicente se dirigió al almacén de las dependencias de la estación para proceder a abrir los paquetes y bultos allí almacenados; al no haber sido recogidos por sus destinatarios, se procedería a su venta pública. Después de ser abiertos algunos, le llegó el turno a una caja de 82 kilos de peso, de un metro de altura por 60 centímetros de anchura que, según los detalles de la facturación, contenía maquinaria. La caja había sido facturada en Barcelona, a doble pequeña velocidad con portes debidos, el 10 de diciembre de 1928, y por la que nadie se había presentado a retirarla. El importe ascendía a 18,41 pesetas, más seis por los gastos de almacenaje.
Los operararios de la estación Medio Día de Barcelona, Antonio Orús y Juan Pallarés, que intervinieron en la facturación y la báscula de la caja
Al abrirla se desprendió de ella un nauseabundo hedor y Pedro Vicente dio aviso a sus compañeros. Juntos comprobaron que en su interior se encontraba el cadáver incompleto de un hombre adulto, descuartizado, envuelto en restos de boata, trapos y algunos papeles. Con horror pudieron ver una pierna seccionada por encima de la rodilla. Inmediatamente se dio aviso al Juzgado de Guardia que a su llegada procedió a sacar los restos de la caja. Allí se encontraba el torso de un varón de unos treinta años de edad que vestía una camiseta y unos calzoncillos de gran calidad, de finísima seda. En la mano derecha, totalmente crispada, se encontraban asidos un montón de cabellos. Al torso le faltaban las extremidades abdominales y la cabeza, así como la nuez, que había desaparecido al serle aserrada la cabeza. En el fondo de la caja, e igualmente envueltas como las demás partes del cuerpo, estaba la otra pierna, también cortada. Las manos aparecían con unas uñas perfectamente pulidas y cuidadas.
El muelle de la estación de Medío Día de Barcelona dónde fue facturado el cajón con los restos de don Pablo Casado
Aunque el olor era potente, no lo era lo suficiente como para la descomposición en que se encontraba el cadáver, por lo que se dedujo que había sido tratado con sustancias contra la descomposición.
Entre los restos figuraban también recortes de periódicos, en los que se leían los nombres de Pablo, Juanita, Enriqueta, María, Dominga, y las iniciales Sr. D.P.C.G., Deig R. Remedios, y un papel con el membrete: Francisco Estrival, Virgen del Pilar, 3.
Se desconocía la identidad del muerto y el motivo de su asesinato, así como el destino de la cabeza.
Se difundieron todos los datos de los que se disponían y a las pocas horas de difundirse, Vicente Cristelli, que tenía una tertulia en el Café Comercial de Madrid, se personó ante las autoridades con el temor de que los restos aparecidos fueran de su amigo Pablo Casado. Desafortunadamente su temor se cumplió al identificarlo en el depósito de cadáveres. Aunque le faltaba la cabeza, Vicente lo reconoció debido a una cicatriz que Pablo tenía en el lado derecho del bajo vientre, fruto de una operación de monorquidea a la que fue sometido.
Pablo Casado
Una vez identificado el cadáver, y por mediación del industrial Eduardo Badía, que fue quien marcó a la policía los pasos para dar con el paradero del criado de Pablo, fueron detenidos en Barcelona, el 6 de Mayo, Ricardo Fernández Sánchez, más conocido como Ricardito, de veinticinco años, criado de la víctima, y el joven José María Figueras Jasumandrea, hijo de una acaudalada familia.
En un principio se creyó culpable del crimen a Figuera. Tuvieron que pasar quince días hasta que Ricardo Fernández, se confesó único autor del asesinato, librando así al José María Figueras.
La Sala de la Audiencia de Barcerlona en la que se celebró el juicio oral por el asesinato de Pablo Casado. A la dereca la caja en qyue vue enviado a Madrid el cuerpo descuartizado de la víctmas
El día 22 de mayo por la mañana, se procedió a la reconstrucción del crimen, siendo llevado Ricardito a la casa en donde fue cometido el delito. Fue allí, cuando al verse delante del cajón que habían contenido los restos de su víctima, y creyendo que la policía iba a sacarlos, se derrumbó y explicó detalladamente como realizó el crimen.
Ricardo Fernández Sánchez al salir de la Comisaria de Policía de Bacelona para ser trasladado al Palacio de Justicia -Mundo Gráfico - 29-5-1929
Ricardo Fernández Sánchez Seco, había nacido en Pastrana (Guadalajara), el 3 de Abril de 1902.
Era un hombre de carácter pacífico que había prestado sus servicios como criado en distintas casas, en todas las cuales había mantenido unas buenas conductas y cualidades, aunque por el contrario desarrollaba unas costumbres y sensibilidad invertidas, que hacían que en su vida no pudiera tener más colocación que en cosas de la vida de su ambiente.
Ricardo Fernández y Pablo Casado se conocieron cinco años atrás al haber sido presentados en una tertulia del café de Correos de Madrid, cuando el segundo se encontraba instalando una pequeña fábrica de cajas de cartón en la calle de Orteu. Posteriormente se volverían a encontrar en Barcelona, siendo Ricardo contratado por Pablo, a cuyos servicios entró.
Durante los meses que estuvo al servicio de de su víctima, se comentaba que en la casa de la calle de Orteu se producían escenas poco morales entre ambos, hasta el extremo de que Pablo Casado, cansado de esta vida, decidió abandonar a su criado y marcharse.
En las relaciones subsiguientes entre ambos se produjeron algunas disputas, las cuales explicó Ricardo, fueron por insignificantes motivos del servicio, pero que revelaron una intimidad impropia de las normales relaciones entre amo y señor.
A finales de año, el negocio de Pablo Casado tomo un rumbo catastrófico llegando a obligarle a todo género de privaciones, hasta el extremo de tener que pedir prestadas pequeñas cantidades a sus obreras para atender sus necesidades. Después de pagar la mayor parte de sus deudas, decidió abandonar el taller de la calle de Orteu y marcharse al extranjero en busca de un porvenir más favorable, para lo que se puso de acuerdo con los esposos Walter Rabelnat y Dolores Rodríguez, decidiendo despedir a Ricardo Fernández. Este hecho contrarió bastante a Ricardo que no tenía conocimiento de los proyectos de su amo.
Dos imágenes de Pablo Casado en las que se puede apreciar su elegancia
En este estado de ánimo se encontraba cuando el día 8 de Diciembre Casado pidió la cena a su criado y tuvo con él una escena violenta durante la Ricardo tiró al suelo un plato que se estrelló contra la puerta del comedor, marchando Casado sin cenar y regresando a la una de la madrugada.
La humillación de Ricardo ante el inminente abandono por parte de Pablo, le hizo tomar la decisión de darle muerte para vengarse de la futura ruptura.
Esperó que estuviera Pablo Casado acostado en su cama para dormir para adentrarse en la estancia, y con una plancha y a traición le dio varios golpes en la cabeza, causándole tan graves heridas que falleció a los pocos minutos.
Dejó el cadáver en la cama, y al día siguiente aprovechó la circunstancia de ser domingo y que las operarias no iban por la fábrica, para borrar las huellas del crimen.
Una vez cerciorado de que don Pablo se encontraba verdaderamente muerto, procedió a ocultarlo y hacerlo desaparecer. Decidió que lo mejor era decapitarlo para que así no pudieran identificarlo, cosa que hizo con un serrucho, del cual también se sirvió para seccionarle las piernas a fin de que los restos encajaran mejor dentro del cajón en el que iba a introducirlo. El cajón lo obtuvo del sótano de la casa, en donde éstos se amontonaban para embalar bolsas de la fábrica. Según su propia declaración: “Después recogí trapos y algodones para empapar la sangre, pero no fueron bastantes y tuve que comprar varios paquetes en una farmacia. Luego me dediqué a embalar los restos con todo cuidado.”
Después arrastró el cajón hasta la escalera y desde allí lo bajó a la planta donde trabajaban las obreras, situándolo en un rincón detrás de la puerta principal y cubriéndolo con muestrarios y papeles. Allí tuvo que continuar durante toda la mañana hasta que pudo sacarlo con la carretilla y llevarlo a facturar con destino a Madrid el día 10, con las iniciales J.G. 58, quedándose con la cabeza cortada que arrojó al mar y que no pudo ser descubierta por el tiempo transcurrido desde que se cometiera el crimen.
La Sala de la Audiencia de Barcerlona en la que se celebró el juicio oral por el asesinato de Pablo Casado. A la dereca la caja en qyue vue enviado a Madrid el cuerpo descuartizado de la víctmas - Mundo Gráfico 19-2-1930
Ricardo Fernández Sánchez fue juzgado, condenado culpable e internado en prisión. Posteriormente le fue aplicada la condena condicional por buena conducta.
Fuentes de Datos:
* Hemeroteca “El Heraldo de Madrid”
* Hemeroteca “ABC”
* Hemeroteca “Mundo Gráfico”
* Hemeroteca “La Voz”
* “Crónica de la España Negra” - Francisco Pérez Abellán
9 comentarios:
Verdaderamente macabro, teniendo poca razón para haberlo llevado a cometer tal grave hecho.
Un abrazo
Como en la mayoría de los crímenes, los motivos son injustificables ante tan tremenda acción.
Un abrazo
Hola Oleal:
Mirando he visto por casualidad tu blog, llevo años buscando un asesinato en Barcelona, en la calle Alfonso XII, de un ferretero que había aquí y he mirado la hemeroteca de la Vanguardia y no lo he podido encontrar, cuando he visto tu blog ala a ver si sabes algo, el crimen era pasional, se ve que el ferretero era gay, y creo que lo facturó tambien para Madrid...
Ya no se más si sabes algo, lo publicas que yo iré mirando tu blog, saludos y gracias Mª Trinidad
M" Trinidad, tendría que conocer más datos, como nombres y fecha. Si los consigues me los hace saber y lo intento.
Saludos y gracias por tu visita a mi blog.
pODRÍA LLAMARSE "CRIMEN PASIONAL", DE ENTONCES, HOY EN DIA SERÍA VIOLENCIA DE GENERO. MUY INTERESANTE EL ARTICULO.
uN SALUDO
Isabel, desde luego es una violencia de género sin lugar a dudas.
Saludos
Ricardito Fernández murió en La Línea en los primeros años 80. Aquí vivió tras ser excarcelado. Tuvo un puesto de aves en el Mercado Central y era un hombre popular, de voz atiplada y muy trabajador. Acogió y crió como hija a la niña de una prostituta.
Anónimo, gracias por la información que aportas. En las publicaciones que he utilidado para crear esta entrada no figuraban esos datos.
Saludos.
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